*Cuenta Carina*
Sebastián me había dicho que estaba celoso de Duncan, pero no entendía por que, él quería a Esperanza ¿No? Es por eso que ella seguía acá. Aunque tengo que reconocer que Sebastián nunca falto en la habitación a dormir, y él se porta muy amable conmigo, pero yo todavía no puedo evitar sentir que él me va a lastimar si se me acerca mucho.
Con la llegada del Sr. Kingman, Sebastián se había molestado, porque yo le había sonreído y había hablado un poco con él. Es que la sonrisa del Sr. Kingman era muy linda y tenía una mirada muy sincera y sabia que él no me hablaba por lastima o algo así ya que él no sabía nada de mi vida, el que me halagara me hacía sentir bien.
Los días comenzaron a pasar y el Sr. Kingman en cada oportunidad que tenía me halagaba y él se había fijado en detalles que Sebastián no, como que yo ya me hacía cargo del jardín o que me gustaba bordar o que me gustaba ir a las caballerizas a solo ver los caballos. Kingman lo mencionaba en frente de Sebastián y el enrojecía como si estuviera molesto. Yo había cumplido lo que él me había pedido y trataba de no hablar mucho con el Sr. Kingman, pero no puedo negar que me hacía sentir bien. Él se fija en mis detalles, cómo que me peinaba diferente todos los días, pero jamás podría faltarle el respeto a Sebastián. A pesar de todo lo que había pasado, lo quería, desde que lo vi por primera vez me enamore de él, y sabía que era el amor de mi vida aunque él no sintiese lo mismo… ¿O sí? Los celos no son por nada supongo, pero ya veré lo que sucede, capás es solo mi imaginación por amarlo tanto.
Estaba en el jardín con Emma y Belle. Ahora ellas se habían convertido en mis amigas y sabía que de verdad eran mis amigas porque nunca le decían a Sebastián lo que yo les contaba a ellas.
-Carina ¿Cómo te sentís con Sebastián ya van casi dos meses de que se casaron?- me preguntó Emma, aunque yo sabía perfectamente que se refería más bien a la noche de bodas.
-Bien, el se comportó muy bien conmigo- les dije.
-¿Ya no lo querés verdad Carina?- me pregunto Belle.
-No es eso, claro que lo quiero, pero me da un poco de miedo- le dije honestamente.
-¿Y que pensas hacer?- me pregunto Emma.
-Ferris necesita un heredero- me dijo Belle.
-Lo sé, y les aseguro que Sebastián se está ganando mi confianza día a día - era verdad lo que decía. Sebastián había cambiado mucho y más después de la llegada de Kingman, y más cuando Kingman hacía los comentarios de mi cabello o de lo que me gustaba hacer. Ahora Sebastián todas las tardes venía por mí, me estaba enseñando a andar a caballo. Más de una ocasión cuando despertaba el me dejaba una rosa en la almohada, esos detalles me hacían quererlo más y hacer que poco a poco le perdiera el miedo que me invade hacia él.
-Bueno y vos Emma ¿Cómo vas con el príncipe Xander? - pregunté cambiando de tema, sabía que Emma estaba enamorada de Xander, pero él no daba señales de sentir lo mismo por Emma.
-Y no sé, igual, él ni siquiera me mira- dijo Emma triste.
-Mi hermano es un ciego y tonto- le dijo Belle.
-Capas que sí, pero tal vez los rumores sean ciertos y el está enamorado de otra- dijo Emma algo angustiada.
-¿Cuales rumores?- pregunte.
-Dicen que Xander está enamorado de una mujer que se llama María- me dijo Belle.
-¿Y crees que sean verdad?- pregunté.
-Capas que si, Xander sale todas las noches y no regresa hasta que ya casi va a amanecer- nos dijo Emma.
-¿Y vos no le preguntaste?- le pregunte a Belle.
-El no me va a decir nada y por más que traté de investigar con Benjamín, él tampoco quiso decirme nada- me contó.
-Bueno si quieren le puedo preguntar a Sebastián a ver que me dice.
-¿De enserio harías eso?- me dijo Emma emocionada.
-Claro que sí, te prometo que esta noche le voy a preguntar a Sebastián- le dije para que se calmara.
-Gracias Carina - me dijo Emma dándome un abrazo.
Y como le prometí a Emma, estaba esperando a Sebastián para hablar con él. Hoy no llegaría temprano a la habitación porque estaba con los consejeros del reino, pero yo lo esperaría se lo había prometido a mi cuñada casi hermana como ella decía.
Estaba leyendo un libro y estaba tan metida en mi lectura que no escuche cuando Sebastián entro a la habitación.
-¿Carina que haces despierta?- me pregunto.
-Su alteza no lo escuche entrar- Dije cerrando mi libro.
-Perdón no fue mi intención asustarte- me dijo dándome una sonrisa.
-No se preocupe. ¿Cómo le fue en su día?-Devolviendo la sonrisa.
-Bien gracias, de hecho quería pedirte perdón porque no pude salir a cabalgar hoy con vos- me dijo mientras se peleaba con un broche de camisa que no quería salir.
-Déjeme ayudarlo - le pedí, y me levante de la cama, comencé a desabrochar los broches de su camisa.
-Gracias- Me dijo mientras ambos nos miramos.
...Continuara...
Rocio y Belén
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