lunes, 25 de noviembre de 2013

Capitulo 22



*Cuenta Carina*
Estaba en la espera de mi Marido quien tardaba más de lo habitual. No sé que era lo que me tiene tan inquieta, será el embarazo (si embarazo,estaba embarazada de mi marido Sebastian) que me tiene muy sensible? O simples celos? No lo sé, solo que esta vez se lo iba a preguntar. Porque Estaba llegando tan tarde por la noche?
Luego de un rato de espera, como en lo habitual, leyendo. Estaba muy concentrada y escuché como se acercaba a mí para darme un cálido beso en la mejilla y luego uno en la comisura de los labios.
-Hola mi Reina- Dijo con una brillante sonrisa, la cual borró al escucharme decirle.
-Hola, ¿Por qué llegas tan tarde Sebastián?- Sorprendido me miró ¿será que yo ya no le tenía ni una mínima pisca del miedo que le tenía hace casi un año?
-¿Por que pregunta la Reina de Ferris?- Dijo acostándose a mi lado.
-¿Por que? Porque llegas mas tarde de lo habitual, son las doce menos cuarto, tu horario habitual es a las diez, como mucho y media- Dije ciertamente. Me miró con ambos ojos abiertos de par en par y me contestó tranquilo.
-¿Que insinúa la Reina de Ferris?- Dijo mirándome de costado, una discusión se asomaba.
-No insinúa nada ella, solo que lo ve llegar tarde la segunda noche consecutiva y pregunta ¡Es todo!- Dije mirando hacia mi costado furiosa, odio cuando se hace el que no sabe de lo que le hablo.
-¿Que te pasa Carina? ¿A caso te picó un bicho arreglando el jardín?-
-¿Pero como sos capás de hablarme así sabiendo que tengo a tu heredero dentro de mí?- Dije ya dando un golpe muy doloroso para él.
-No estarás desconfiando de mi fidelidad ¿no? Porque si es así, me lo tenés que decir ¿escuchaste?- Me di vuelta rápidamente para mirarlo.
-Por supuesto, por supuesto que te lo voy a decir, ya no me voy a callar, ni con vos ni con nadie  si está mal y el maldito protocolo me dice que va en contra, te lo voy a decir igual e iré a parar a la guillotina. Y sí, ¡Desconfío de tu maldita fidelidad!- Dije furiosa, estaba cansada de que la gente me tome el pelo. Al principio me sorprendió, pero él me dio su confianza y si esta manera de crecer junto a mi valor me hacía tener la consecuencia de morir en manos de mi esposo, ya no pensaría en ello, que lo haga si quisiera!
-¿Pero cómo me respondes así?- Dijo plantándose a mi lado con muchísimas ganas de escuchar mi motivo, yo lo miré casi con miedo, pero una vez esta vez mí valor no se detuvo y lo seguí enfrentando con mis respuestas.
-¿Y como queres que te responda? ¿Que querías, que siga mis días yo embarazada y vos de Don Juan por ahí? ¡No! No querido, dejame decirte que me cansé y te lo vuelvo a decir, si mi consecuencia es morir, ¡No tengo problemas Sebastián Estevanez de Varick!- Dije levantándome de la cama.
-¿A dónde vas? Me gusta que me plantes y que te defiendas…y ¡No! No te estoy siendo infiel, luego de probar tus besos no quiero más que solo los tuyos. Los de otra mujer no serían lo mismo para mí, sería como besar a un sapo… Y sabés que te amo demasiado para verte morir…- Dijo levantándose- ¿A dónde vas mi amor?- Tratando de ser dulce.
-Lejos tuyo, estoy cansada… cansada de vos y de mi padre ese maldito cretino que ni su propia mujer lo amaba, ni mi madre… Yo no quiero discutir, quiero pensar…
-No, no podés irte ¡Tengo miedo! No, no te vas a ir, vas a acostarte a dormir junto a mí, podemos arreglarlo charlando. Vamos Carina, ya te dije que no te engaño, es solo que me quedo adelantando cosas, pero jamás podría engañarte, creeme  por favor…- Tratando de convencerme.
-¡Basta! Basta de falsedades, basta de maltratos, no quiero de eso en mi vida. Mi hijo no nacerá de una mujer idiota. ¿Me escuchas? ¡No soy idiota!-
-Yo lo sé- Lo interrumpí para seguir diciendo muy enojada.
-Ya te dije no voy a dejar que ninguna persona más destruya mi imagen, esta imagen que poco a poco estoy tratando de cambiar siendo más normal a los ojos de los demás, de esos que junto a vos me veían como una loca… Ya dejame es paz, y si tenes problemas vení pero solo para matarme y si no te da la sangre, mándame guardias, pero ya no voy a estar besando tu pies entendiste? Ya no besaré los pies de nadie, nadie se merece mis besos, porque todos no hacen más que tomarme el pelo por ser tan buena y obediente ¡Malditos soberbios e ilusos!- Dije rápidamente y totalmente devastada, superada. Sebastián tenía sus ojos abiertos aún de par en par y no hacía más que sorprenderse con mis palabras, estaba de cuatro meses de embarazo y estaba demasiado sensible, estaba imposible de tratar!
-Está bien, si eso queres, pero antes quiero que sepas la verdad…- Dijo tratando de confesarme algo. Mi garganta se cerró por segundos dejándome un nudo horrible. Me di vueltas luego de haberme puesto mi bata.
-¿De que verdad hablás?- Pregunté horrorizada.
-Tranquila, no pienses mal, pero si estas dos noche estuve, va me despedí de una persona, que bueno, necesitaba verme que se yo…-
-¿Quien?- Pregunté ya con lágrimas en mis ojos, la vi rondar en el Pueblo, sabía perfectamente que era ella.
-Esperanza-  Me dijo sin anestesia.
Lo miré a los ojos con enojo, con ira, con rencor, con bronca. Me miró con miradas de súplica en perdón, pero yo respondí pegando un fuerte grito agudo de descarga. Sebastián tapó sus oídos y solo me miró sin saber controlarme. Luego del grito escuché llegar a Isabella, pero no dije nada y salí corriendo de la habitación dejando a todos sin tiempo de decir o preguntar algo que de seguro sería una estupidez.
Corrí por los pasillos enormes del palacio, de mi palacio, hasta salir hacia el Jardín. La luna estaba llena y mi jardín bajo la Luna se veía hermoso, estaba orgullosa de ese espacio. Me tiré en un costado de una columna a llorar con necesidad descargando mis nudos. Esa mujer, ya no le basta todo el daño que me hizo la última vez que estuvo cerca de mí ¿Que se aparecía nuevamente en mi vida? No quise escuchar de Sebastián sus maneras tan estúpidas de excusarse y tomarme el pelo con sus mentiras. Cuantas veces habrá vuelto a estar con ella… ¡Malditos idiotas! Estaba cansada, podrida de que mi entorno se burlara de mí.
Estaba en mi jardín, ya no lloraba, porque sentía que no valía la pena llorar por gente que no derramaría ni una lágrima por mí. Iba caminando a solas, bajo la luna, contemplando esa preciosa vista, cuando un ruido me descolocó de mis pensamientos y a lo único que llegué a sentir es a una mano tomando mi cintura y a una mano tapando mi boca por donde sin pensar había dejado escuchar un grito fuerte y agudo del susto hacía unos segundos atrás. No me dejó reaccionar, me tenía aprisionada y solo me subió junto a él y por más que me resistí, me llevó.
*Cuanta Sebastián*
Estaba en la habitación, algo culpable de que ella pensara que yo la engañaba, pero estaba muy feliz de que ella haya perdido esos miedos tan estúpidos que no la dejaban ser esa mujer increíblemente valiente que es. Una mujer con sos condiciones en la cama no podía responderme con un –Si su alteza- toda la vida, me encantó que me haya tratado como un idiota, porque eso es lo que soy al haberle ocultado que me vería con Esperanza. Un silencio tomaba la habitación de ella y mía, cuando un grito muy agudo y familiar para mi vino desde el Jardín, me asomé a la ventana y vi como un hombre de negro escapaba con mi Reina a caballo. Desesperado baje y ordené a mis mejores guardias a buscarla.
-LEVÍ, BALTASAR!- Llamé a ambos y juntos me respondieron.
- SEÑOR-
-SE LLEVARON A LA REINA, SE FUE HACIA EL LADO DEL OCASO, VALLAN Y HASTA NO ENCONTRARLA NO VUELVAN! NO VUELVAN SI ELLA, ESCUCHARON?-
-SI SEÑOR!-

Mientras yo tambien me calzaba mi abrigo para subir un caballo y correr a buscar al amor de mi vida. Alguien se raptó a mi esposa y hasta no tenerla junto a mi otra vez, no pararía.       


Rocio y Belen. 

Capitulo 21

Me aferré a él sus brazos me apretaban y yo me colmé de un miedo que me recorrió todo el cuerpo en un escalofrío. No me importaba nada, tenía ganas de llorar, recordar tanto dolor me hacía mal tenía miedo de que tanta felicidad y libertad sea mentira y solo sea un sueño, un bello sueño.
-¿Que te pasa mi amor?- Me preguntó preocupado.
-Tengo miedo- Dije quebrada en sus brazos.
-No, no llores, decime que te da miedo mi Reina- Me dio un dulce beso en la mejilla y yo le confesé mi inquietud.
-Tengo miedo, de ser feliz y que sea solo un sueño, que vos no existas en mi vida y que me levante una vez más en esa horrible habitación encerrada como una delincuente- Dije muy asustada y sentí como un pinchazo me lastimaba el brazo izquierdo- ¡AUUCH!- Me quejé sobándome mi bracito y él se sonrió dándome un beso.
-Yo estoy acá con vos, soy Sebastián, vos mi esposa Carina, ambos reyes de Ferris… Acabas de regalarme la mejor noche de toda mi vida-
Lo miré y veía como unas lagrimas se asomaban en los nacimientos de sus ojos y yo tambien sentía empapar mis mejillas para fundirme nuevamente en uno de esos besos que tan enamorada me traían de él. Al finalizar con varios pequeños de esos besos…
-Gracias, gracias mi amor, te amo Sebastián, gracias por eliminar mi calvario- le dije aferrándome a él muy fuerte.
-Y es lo menos que tenía que hacer, tanto te dañé que aún no puedo olvidarlo- Dijo volviendo a recordar esa maldita culpa.
-Tenés que olvidarlo, yo ya lo hice- Dije recostándome nuevamente en su pecho escuchando sus latidos que me hacían descansar. Él me interrumpió.
-¿Enserio lo olvidaste?- Esperando una respuesta.
-¡Pos supuesto! yo jamás miento. Aparte, no vamos a vivir toda la vida recordando cada vez que nos lastimamos o ¿no? La vida sigue, y junto a vos estoy segura que nunca volveré a recordar ese mal rato- Me volví a recostar y le pedí –Ya no me de charla su Alteza, estoy muy cansada y encontré el lugar perfecto para dormir relajada-
Se sonrió al igual que yo, me acarició para volverme a dar un beso entre sonrisas y finalizó.
-Hasta Mañana mi amor-
-Hasta Mañana mi amor- Le respondí tal cual me dijo él.
Sentí como me apretó en un abrazo y me guardó entre sus brazos, era mi ángel… Ese ángel que vino para sacarme de tal obscuridad en la que vivía, para poder ser yo misma y aprender a valorarme, pero por sobre todo para ser Feliz y conseguir mi vida Paz.
*Cuenta Sebastián*
Al otro día ya estaba amaneciendo y sentí como el primer rayo de sol de la mañana me invadía en el rostro. Abrí mis ojos y vi que esa hermosa mujer, mi mujer, estaba sobre mi cuerpo, había sido mía y no fue un delirio. La observé sobre mi cuerpo, bien hermosa se veía con esa piel bien sedosa con esa superficie y ese parecido con el de las rosas, te aseguro que es mi rosa preferida. Pasé mi mano por su espalda desnuda y suspiré sabiendo que estaba en donde quería estar, no en “Ferris”, ni en su “Palacio”, con ELLA quería estar y eso me dio a entender que si estoy con ella, no necesito nada más.
Dormía como un ángel que se le había escapado a Dios, como una rosa recién brotada, la más hermosa de su jardín, como una estrella recién nacida y bien brillante, llena de vida. Volví a pasar mi mano para sentir su piel, pero esta vez por su pierna descubierta de entre las sábanas y se levantó poco a poco hasta abrir los ojos. Me vio a mí en primer lugar y su sonrisa apareció sin permiso dejándola aún más hermosa de lo que ya era. Luego miró hacia la ventana y vio como poco a poco el sol se iba poniendo y sin decir nada volvió a aferrarse junto a mí cerrando sus ojos y apoyada en mí pecho. Estabamos en silencio hasta que ella lo rompió diciéndome.
-Escuchar tus latidos me dan paz- Dijo aún amarrada a mi sin intenciones de dejarme.
-Y a mi Vos me das paz- Dije encontrando que era lo que me hacía tan cursimente cortés, “Su Amor” no quería más que complacerla, después de esa noche y de sentir sus caricias y besos, ya el corazón decidió quedarse con ella para siempre y ni siquiera me preguntó, aunque ya tenga mi respuesta.
-Te Amo Carina-
-Yo Te Amo Sebastián- Me dijo con una inmensa sonrisa mientras se subía sobre mí y me besaba.
-Veo que de a poquito va perdiendo la vergüenza mi Reina- La burlé. Me miró algo rojiza y respondió.
-¿No era eso lo que el Rey quería?- Me dijo con una mirada pícara y su sonrisa bien amplia.
Esa mujer quería volverme loco. Estaba encima de mí y, ¿Provocándome?
-¿Sabés que?- Me dijo volviendo a su lugar y aún aferrada en mis brazos.
-¿Que mi amor?- Le dije esperando una respuesta.
-Mi mayor deseo es que nos amemos por la eternidad, y que tengamos una familia…- La interrumpí.
-¡Grande! Lo sé mi amor- Dije mirándola a los ojos.
-Sí, y que nuestro amor persista por siempre y que se lo conozca hasta en Fin Del Mundo-

-Y si es por mí, vos sos el Fin De Mi Mundo- Le di un beso de lo que ella se ruborizó encantadísima con mi alago y arreglé –No, no. Vos Sos Mi Mundo- Ella se sonrió aún más muy emocionada. La besé con pasión mientras le demostraba a mi manera que nada de lo que nos sucedía era un simple sueño y que ella era Real en Mi vida.


......... Continuara .......

Rocio y Belen 

Capitulo 20

*Cuenta Sebastián*
¿Me estaba hablando enserio? La miré bien a los ojos para asegurarme que sea cierto, pensé que temblaría y solo me rechazaría por tanto daño que le hice, porque era lo lógico y era lo que esperaba; pero este amor es tan puro y especial de su mano y eso lo entendí cuando me asintió acercándose a mí con una mirada necesitada. Ruborizada me buscaba con su boca pidiéndome que la amara con tanto deseo, en su mirada me decía todo! Jamás en mi vida había cerrado los ojos para dar un beso, ni siquiera con Esperanza que fue a la mujer que, antes de Carina, decía amar con locura. Realmente me estoy dando cuenta que eso no era más que una cuestión de necesidad y atracción sin sentido comparado con el fuego que me quema al sentir los dulces labios de mi Reina. Pase suavemente mi mano por su entrepierna levantando su delicado camisón y sentí como me empezaba a responder erizando su piel. Muchísimas cosas me removían el estómago y el pecho con sentimientos que en un momento ya no podía controlar, esa mujer se había ganado todos mis sentidos y esta noche le mostraría cuanto amor le tengo, la voy a hacer sentir esa Reina que es. Porque ella no es solo Reina de Ferris… Ella es especial al solo hecho de ser la Reina de mi Corazón.
*Cuenta Carina*
Estaba sintiendo cada uno de sus besos y caricias a flor de piel, el Rey de Ferris me estaba haciendo suya, pero esta vez era con amor... ¿Quién se lo imaginaría? ¡Yo! Jamás perdí la fé y sabía que todo mal que me hizo fue realmente con pura y mala información que lo mató en ira, pero eso ya no me importaba.
Sentía como me entregaba a él como un regalo con lazos de raso, estaba ahí para él, como si nada hubiese pasado. Mi boca, mi piel, mi cuerpo respondían como si estuviese informadísima de cómo hacer el amor, pero no, era solo improvisar, en sí era: Dejarse llevar… Estaba dejándome llevar por el hombre que inconscientemente me eligió y ahora más que nunca le iba a hacer notar eso que es más que claro, mi cuerpo, mi corazón y mi alma le pertenecían.
Iba viajando con sus manos por mi cuerpo con tal delicadeza que ahí fue en el momento que conocí a mi esposo. Mi esposo es un hombre dulce y pasional que cuando entrega el corazón lo hace sin límites y por eso nos amamos! Fue el destino que nos deparó juntos, toda una vida entera.
Acorraló sus manos en mi cintura y poco a poco me ponía debajo de él mientras que, notándolo, lo hacía con todo amor y suave dulzura. Finalmente lo tenía encima mientras me besaba el cuello y mordía mi oreja mientras le regalaba mis ruidos o “gemidos”, que me salían naturalmente y, por lo que sentía, más lo animaban. De a poco nos fuimos despojando de nuestras prendas, esas que cubrían nuestros cuerpos y él encontró la única marca que tenía de esa primera noche, la que más costó en reponerse, aún ese moretón estaba verde de la mordida, pero el posó sus labios sobre él, dió un beso en mi hombro que era en donde se ubicaba la lastimadura y sentí como una caricia.
-Perdoname, no hay día que no me castigue por haberte lastimado tanto…-  Bajó su mirada y sus lágrimas brotaban igual a las mías mientras yo le negaba para decirle con una caricia en su mejilla.
-Tranquilo mi Rey, te entiendo, te perdono y te amo, ya no hay de que preocuparse ¿sí?- Le dije dejando salir una de mis sonrisas sin querer.
-Sí, si mi amor si- Me siguió besando, pero esta vez fue necesitado. Seguía con esa tontería de querer ganarse mi perdón, mi perdón no se lo gana porque siempre lo tuvo, mis miedos no me dejaban avanzar, pero… ¡Pude! Y aquí estoy, amándolo, con locura, sintiendo como deja cada beso que sellaba en mi piel, estaba amándome y eso me emocionaba al punto en el que mis lágrimas de felicidad caían sobre mis labios y recorrían mi rostro sintiendo como entera me recorría con sus dulces besos haciéndome olvidar hasta de mi mismísimo nombre.
*Cuenta Sebastián*
Estaba allí, entregadísimo a mi esposa, a mi mujer, a mí Reina, tenía que hacerla mía, era mi necesidad, porque si ella quisiera pensar en escapar -que al sentir sus besos es cosa que no creo- lo pensaría y dejaría todo en manos de sus sentimientos.
Mis manos no me respondían, estaba dejándome llevar, como si no tuviese ni idea de que hacer, como si nunca hubiese participado en una relación sexual, estaba perdido, estaba como embriagado con su aroma y estaba desecho sobre sus labios. Todos estos sentimientos me hacían razonar a que yo JAMÁS había hecho el amor a una mujer, porque nunca amé a una mujer con tanta pasión y fuego, mi lujuria me estaba invadiendo y yo ya no respondía de mis movimientos solo hacía lo que sentía, esa mujer tenía mi alma en sus manos y olvidando los protocolos y el machismo, le daría el reino y si fuera por mi hasta la mismísima Galaxia solo para ella. Paré con mis manos luego de sentir su respiración en mi cuello, y la tomé del rostro para que me mirara.
-¿Estás segura mi Reina que queres?- Mientras las seguía besando por su cuello. Ella elevó la mirada y tomando mi rostro en sus manos terminó.
-Por supuesto que estoy segura, junto a usted siempre estaré segura de cada decisión que tome-
La vi tan segura, tan firme con sus decisiones, estaba creciendo mi Reina, estaba pasando a ser esa mujer que reinaría a mi lado y que me haría el hombre más feliz del mundo. Sus ojos volvieron a brillar y su sonrisa era de sinceridad y verdadera; eso la hacía más hermosa aún. Había recuperado su confianza y más que eso, ambos ganamos amor. Eso es lo que quería, que sus hermosos ojos castaños me respondieran con ese destello que los caracterizaban de entre todos. Le sonreí y ambos acariciamos las narices, ella acarició mi espalda con timidez y yo paré con todo para detenerme un segundo a observarla. Carina me observó muy sonrojada y le dije en su oído para calmar sus miedos e inquietudes.
-Sos hermosa Mi Reina, Te amo- Ella me sonrió muy emocionada.
-Yo tambien Te Amo Mi Rey- Me sonrió iluminándome el alma con su bellísima sonrisa y me siguió besando.
Fue en ese momento en el que me posicioné sobre ella e ingresé suave y delicadamente tratando de no lastimar a mi Joya más valiosa. Sentí como su cara hiso varias muecas en desagrado apretando mi espalda y al instante salí de ella no muy agradado, pero ella me dijo.
-No, no te detengas, seguí estoy bien lo juro- Me miró con ese destello en el que yo jamás podría negarme a nada para ella.
Le asentí y con culpa ingresé en ella una vez más, pero esta vez traté de hacerlo más suave aún y de apoco iba acelerando los movimientos, ya sus caras habían cambiado y sentía que lo estaba disfrutando, sus muecas de placer me volvían loco. Cuando aceleré aún más me sorprendió sentir que me apretó para que llegara más profundo de ella y sentí como terminábamos para llegar al orgasmo con fuertes gritos de éxito. Salí de ella con cuidado y solo la apoyé sobre mi pecho mientras acariciaba su rostro y sentía como nuestros cuerpos sudorosos estaban pegados uno con el otro mientras sentía que me abrazaba fuerte.
*Cuenta Carina*

… Continuará …


Rocio y Belen

Capitulo 19

*Cuenta Sebastián*
Toda la familia regreso a Ferris con Carina y conmigo, bueno excepto mis padres querían quedarse para ver que su pueblo saliera a adelante de nuevo.
  Aun no podía creer lo que Carina había hecho, pero si fue honesto de su parte que fuera a buscarme y me demostrara de esa forma su amor, me lleno de ilusiones y esperanzas.
  Cuando llegamos a Ferris nos informaron que Esperanza se había ido, y la verdad que se lo agradecí internamente, de ahora en adelante solo quería dedicar mi vida a Carina y a recompensarle todo el tiempo perdido.
  Carina había cambiado mucho, me di cuenta que mi esposa era una mujer de carácter, que lo único que necesitaba era sacarlo y cuando fue a buscarme a Varick, lo había sacado y ya no lo había vuelto a esconder.
  Ya había pasado más de un mes desde la batalla en Varick, yo todavía no sabía cómo acercarme a Carina en la habitación, pero tengo que decir que cada día nuestros besos era más apasionados.
  Estaba en el despacho perdido en mis pensamientos cuando mi hermosa esposa entro seguida de Belle y Emma.

-Lo interrumpimos alteza- dijo Carina con una sonrisa en su bello y perfecto rostro
-Vos nunca interrumpís amor - le dije parándome de rápidamente de mi silla para saludarla.
-Valla pero que románticos- se burlo Emma.
-¿A qué debo el honor de su visita?- pregunte.
-Sebastián no puedo creer que te hallas olvidado- me reto Carina.
-¿Que olvide?- preguntando sin entender nada.
-En dos semanas hacemos un baile- dijo mi esposa y como si yo fuera un tonto, hace días venía preparando eso.
-Amor pero de eso te estás encargando vos ¿no?- pregunte no entendiendo para que me necesitaba a mí.
-Sí pero quería saber que lado del castillo quieres que le dé a Duncan Kingman- dijo mi esposa y recordé porque me había enfurecido cuando Kingman confirmo su asistencia al baile.
-Por mí puede quedarse en un panteón- dije molesto.
-Sebastián no seas grosero- me dijo Belle.
-A ver qué opinan Benjamín y Xander- dije con sonrisa triunfante.
-Deberían dejar de ser tan celosos alteza- dijo Carina dándome un beso en la mejilla. - Y para que estés más tranquilo lo voy a poner en la que está más lejos de nosotros- dijo mi esposa.
-Por mi ponelo en un calabozo- dije con una sonrisa.
-Dios se van a poner de románticos y todavía faltan demasiadas cosas por hacer- dijo Emma y agarro a Carina para llevársela de mi lado, mientras nos sonreíamos.
  Cuando volví a quedarme solo en mi despacho me puse a pensar que con la llegada de Duncan Kingman, las cosas se me podían complicar a mí.
  Confiaba completamente en Carina, pero el perro ese mostro interés en mi esposa, le importa muy poco que yo estuviera delante de ellos, así que esta noche intentaría hacer a Carina mi mujer, intentaría que esta noche ella se entregara a mí, como jamás se entregaría a nadie.
  A la hora de la cena las mujeres no dejaron de hablar del baile, de que se haría y toda la cosa. Carina estaba muy emocionada, pero cuando mencionaron el nombre de Kingman, Xander, Benjamín y yo gruñimos. Ellas solo rieron, perfecto ahora se divertían con nuestra pena!
  Carina y yo nos retiramos a nuestras habitaciones, me sentía nervioso por lo que hoy intentaría con Carina. Me daba miedo que me rechazara, así que cambie de plan y preferí empezar poco a poco.
  Carina salió del baño ya con su camisón puesto y agradecía que estuviéramos en época de calor, porque así yo tenía el pretexto perfecto para no ponerme camisa para dormir.
-¿En que pensas?- me pregunto Carina sentándose a mi lado.
-Quiero decirte algo- dije nervioso
-Decime- me animo ella.
-Quiero hacerte el amor Carina - le dije mirándola fijamente, ella se quedo callada unos minutos, y mis nervios se hacían más grandes a cada segundo. Iba a levantarme de la cama pensando que me rechazaría, cuando ella tomo mi mano.
-Hacelo - me dijo mirándome fijamente
-¿Que?- O.O

 ........ Continuara ........

Rocio y Belen


Capitulo 18

-Te amo- dejé escapar de mi boca y lo miré a los ojos, me miró sorprendido yo acerqué mis manos a las suyas que sostenían mi cintura. ¡Dios! no podía creer como en unas horas me había salido el valor que no había tenido en toda mi vida, pero sin dudar me acerqué a sus labios y sentí como poco a poco los entrelazábamos para formar un exquisito beso lleno de amor. Mis lágrimas no faltaron, pero él me levantó en sus brazos y sentándome me tomó con sus manos de las mejillas.
-Ahora vos prométeme que te vas a quedar acá tranquila - me pidió a los ojos.
-Te lo prometo - le dije sonriéndole, el me había jurado volver y se perfectamente que lo haría.
-¿Sebastián como esta tu padre? - pregunto Sophia nerviosa y muy preocupada.
-Como un guerrero de 20 años madre, Benjamín y Xander igual- dijo Sebastián, eso nos tranquilizaba y mucho.
-Te amo Carina – dijo para volver a besarme tiernamente e irse de nuevo. Pero esta vez yo estaba segura de que volvería, porque lo juró para mí.

Las horas pasaban y nosotras seguíamos escuchando el ruido de las espadas chocando y gritos, pero cada vez eran más leves, el cansancio nos estaba venciendo, pero nos levantaba la necesidad de saber que los hombres que amamos regresarían pronto.
  Y así fue, Sebastián entro al salón en donde estábamos, seguido por su padre, Benjamín y Xander, todas gritamos de alegría. Por fin podíamos pararnos más rápidamente, claro que nos costaba un poco ahora cerrar las piernas, pero lo importante era que estaban sanos y salvos.

-¿Sophia que haces acá?- le preguntó el rey Edgar a su esposa que ya la tenía abrazada.
-Mi nuera me convenció de venir- dijo Sophia mirando al rey Edgar con un amor infinito.
-Si me imagino que le costó mucho- se burlo el rey.
-¿Amor mío estas bien?- le pregunto Benjamín a Belle
-Te juro que tendrás que ser muy buen marido después de todo lo que pase para llegar hasta acá - le dijo Belle en broma.
-Claro que si amor, vos te mereces todo- le dijo Benjamín y la beso.
-¿Como esta princesa Emma?- pregunto Xander.
-¿Como pensas que estoy? - le respondió ella mirándolo fijamente.
-¿Perdón?- dijo él sin entender su tono enojado.
-Mira Xander Montgomery, me importa un comino el protocolo. Hoy rompí casi todas las reglas así que una mas no creo que afecte. En este momento me vas a decir si me queres o no, porque no viaje en caballo en un silla de montar normal no sé cuantas horas, no le rece a todos los santos y a los que no son también para que estuvieras bien, para que vos no me digas si me quieres o no. Así que te lo pregunto por última vez ¿me queres o no?- le pregunto a Xander, todos estábamos en shock por lo que había dicho Emma, tanto que ni Sophia la reprendió.
-Si Emma Levy de Varick, te amo y quiero que seas mi reina- le respondió Xander.
-Yo también te amo- le dijo Emma dejándose caer en los brazos de Xander y se dieron un tierno beso.
-Y usted mi querida reina esta en serios problemas- me dijo Sebastián con una sonrisa.
-¿Muchos?- pregunte siguiéndole la corriente.
-Si muchos, pero su castigo se lo pondré después por que ahora creo que todos tenemos que descansar- dijo Sebastián
-Si por amor de Dios, quiero una cama, una almohada, mis frazadas y dormir- dijo Belle emocionada.
-¿Y a mí no?- pregunto Benjamín mientras que la agarraba de la cintura.
-Claro- susurró Belle.
-Benjamín- dijo su madre, pero más en broma.
-Madre ustedes hoy rompieron todos los juramentos y reglas de los reinos- dijo Benjamín.
-Menos el más importante- dijo Sophia mirándome.
-¿Cuál?- pregunto Sebastián
-El juramento de amarlos por sobre todas las cosas- conteste yo, Sebastián me miro y vi que en sus ojos se avecinaban unas lágrimas y para que negarlos de los míos ya salían ríos, pero estas eran de felicidad, yo no sabía pero también de felicidad se llora. Todos nos fuimos a nuestras habitaciones, Sebastián a pesar de que estaba igual o más cansado que yo, me subió cargando a la habitación.


....Continuara....


Rocio y Belen

Capitulo 17

-Si alteza - contestaron todos al mismo tiempo que hasta me asuste.
-Entonces entren- les grite al ver que las cosas se estaban poniendo feas mientras notaba que mi tono de voz tomaba mucha más fuerza y valentía, luego de este viaje, yo ya no sería la misma.

  Diez guardias se quedaron con nosotras, que no sabíamos que hacer y sabía que las demás estaban igual que yo, porque me quedaban viendo como si yo tuviera toda la experiencia en esto, si a penas era la primera vez que salía de Ferris.

-¿Que hacemos?- preguntó Emma que temblaba no sé si de frió o de nervios, porque yo temblaba de las dos.
-Alteza lo mejor será esperar acá- me dijo uno de los guardias.
-Pero ustedes hacen más falta adentro- dije titiritando.
-Por que no pasamos con los guardias y que ellos nos hagan entrar así no nos atacan- dijo Sophia.
-Si eso está bien- dije, la verdad no estaba segura de nada, lo único que quería era ver que Sebastián esté bien, así que con todo el trabajo del mundo me baje del caballo. Me ayudaron tres guardias porque todo mi cuerpo estaba entumido. Todo me dolía, no podía mantenerme de pie, así que me tuvieron que cargar para subirme al otro caballo con el guardia. La situación de las demás no fue muy diferente.
-Gracias a dios puedo cerrar mis piernas- dijo Emma dando un largo suspiro.
-Emma- la retó Sophia.
-Perdón, pero es la verdad- dijo Emma, quien también subió cargada al caballo.
-Agárrense fuerte altezas, vamos a ir a todo galope! - me dijo el guardia.
-Si está bien - dije muerta de nervios, ya hasta el frió se me había olvidado.

   Y así comenzamos a correr. Dios juro que todo me temblaba, el caballo sí que tenia velocidad. Juro que si no fuera por el incidente con Sebastián hubiera dejado de ser doncella con tanto rebote que daba en el caballo.
   Entramos a Varick y vi la lucha, yo estaba aterrada, solo se veía a gente caer y el ruido de las espadas chocando, pero por más que buscaba a Sebastián con la mirada, no lo veía. Llegamos a la entrada del palacio, que estaba custodiada por varios guardias, nos dejaron pasar al ver los uniformes de los soldados de Ferris.
   Cuando nos bajaron y vieron que éramos nosotras las que veníamos en los caballos, ni nos preguntaron, nos cargaron y nos metieron al palacio, nos llevaron a uno de los salones y yo por más que preguntaba por Sebastián nadie me decía nada pero tampoco tenía las fuerzas para patalear o siquiera para soltarle un golpe.
  Las cuatros caímos al suelo, nuestras pobres piernas no nos daban mas.
-Tenemos que aguantar y saber que están bien- dije intentando ponerme de pie.
-¿Estás loca? No puedes salir de acá!- me dijo Belle mientras que sobaba sus piernas.
-Dije que así tuviera que ir a la batalla para que Sebastián me lo jurara, iría! - dije cuando por fin había logrado ponerme de pie.
-Hija no salgas- me dijo Sophia que también intentaba ponerse de pie.
-Tengo que ir por él- dije dando pasos muy cortos mis piernas me dolían demasiado, pero de peores me había levantado.

  Cuando por fin había logrado llegar a la puerta, quien sentía estar a cien metros, la puerta se abrió de golpe y por ahí entro Sebastián con su espada en la mano y su traje de batalla lleno de sangre.
-Sebastián - Dije emocionada al verlo.
-¿Qué estás haciendo acá Carina?- dijo agarrándome de los brazos porque estaba a punto de caerme otra vez.
-Jurámelo!- dije.
-¿Qué?- me preguntó sin entender.
-Júrame que vas a estar bien y que vas a volver conmigo - le rogué.
-Carina....
-Carina nada! Estuve no sé cuantas horas arriba de un caballo sin bajarme para nada. Me subí atrás de un soldado que hizo que el maldito caballito sea como un rayo. Me duele todo el cuerpo, no comí en mucho tiempo, así que más te vale que me jures que si volves a salir por esa puerta para luchar, vas a volver sano y salvo y vamos a regresar a Ferris en carreta aunque tardemos más- dije de corrido y en un tono de voz que ni yo sabía que podía hacer.
-Juráselo Sebastián por que te juro que si nos hace salir al campo de batalla para que se lo jures, te voy a sacar el juramento a golpes- le dijo Belle que seguía sobándose sus piernas.
-Estás loca, pero te amo, y te juro que voy a  regresar sano y salvo para empezar de nuevo a tu lado- me dijo Sebastián con una divertida sonrisa mirándome a los ojos. Casi caigo nuevamente, pero me incorporó bien junto a él y mientras me tenía apegada a su cuerpo, nuestras narices lograron rozarse.


...Continuara...


Rocio y Belen

Capitulo 16

*Sigue Carina*
Finalmente sin más explicaciones ellos se fueron y al verlos partir mil lágrimas se apoderaron de mi rostro, amaba ese hombre, para dejarlo ir y que de un momento a otro ponga en juego su vida cuando había otra opción.
Las cuatro nos quedamos en lo que sería mi Palacio, estabamos con los nervios de punta, y no se ellas, pero yo pensando que hacer para ayudarlos, hasta que algo se me cruzó por la cabeza.
-Nos vamos a Varick- dije levantándome.
-¿Estás loca?- me pregunto Belle.
-Si Belle, estoy loca y por eso mismo me voy a Varick- Dije muy segura.
-¿De que hablas Carina?-intervino Sophia.
-Reina, yo amo a Sebastián y él a mí este último tiempo pude notarlo, y no pienso permitir que él muera! Así que me voy a Varick con todas las tropas que hay aquí!- dije.
-Carina eso es arriesgado- dijo Emma.
-No me importa, pero no voy a dejar a Sebastián solo. Es mi esposo, lo amo y aunque cometió errores lo sigo amando y no voy a descansar hasta que me jure que va a estar bien. Así tenga que ir yo al campo de batalla para que me lo jure - dije decidida, no sabía de dónde había sacado esa fortaleza, pero no me iba a poner a pensar eso en este momento.
-Yo me voy con vos- dijo Sophia.
-¿Madre?- le dijo Emma sorprendida.
-Emma, tu padre y yo somos uno mismo y aunque sé que mi deber es quedarme acá, mi corazón me pide que valla con él. Si el muriera yo no tendría vida, ¿Me entendes? - le pregunto Sophia a su hija con lagrimas.
-Entonces nos vamos todas- dijo Belle que también lloraba.

  Yo llame a un guardia y comencé a dar órdenes, claro que Sophia y Belle me ayudaban porque yo casi les rogaba en vez de ordenarles. Cuando las tropas me dijeron que podíamos salir en cualquier momento, nosotras subimos a ponernos lo más cómodas posibles, aunque con los ampones vestidos y los molestos corset’s, eso no era posible, pero eso en este momento no me importaba.
  Nos dijeron que si nos íbamos en carreta tardaríamos mucho más en llegar, así que las cuatro, nos tragamos el miedo y nos subimos a los caballos para irnos cabalgando.
  Salimos de viaje, aunque debo decir que no íbamos tan rápido, pero tampoco tan lento como si fuéramos en la carreta. Sabía que Sebastián nos llevaba mucha ventaja, pero uno de los guardias me decía que llegaríamos a tiempo, tal vez lo hacía solo para calmarme, pero también me daba un poco de esperanza.
  Después de no sé cuantas horas arriba del caballo, después de ya no sentir mis piernas, ni mi cola, ni nada de mi cuerpo; nos avisaron que habíamos llagado a la entrada de Varick.
  Todo se veía tan tranquilo, como que solo reinaba la paz y me daba mucho miedo pensar que habíamos llegado tarde, que Sebastián estaba muerto.
-¿Y que hacen acá parados? ¡Vayan! - grité.
-Reina, tenemos que ver como están las cosas, para no perjudicar al ejército de Varick - me explico un guardia.
-Entonces vayan a ver rápido- dijo Sophia.

  Unos guardias fueron mientras que nosotros nos quedamos alejadas para que no nos vieran. Cuando los cuatro guardias que fueron regresaron mis nervios estaban a punto de estallar y yo estaba a punto de volverme loca de verdad.

-¿Qué paso?- pregunto Belle.
-¿Están bien?- dijo Emma.
-¡Hablen!- grito Sophia.
-Todo está bien, las tropas enemigas siguen sin moverse de su posición, no se dieron cuenta de nuestra llegada, ya que no hicieron ningún movimiento, así que me imagino que piensan que Varick solo tiene pocos soldados, ya que las tropas austriacas no llegaron - nos explicaron.
-¿Eso quiere decir que si nos ven podemos perjudicarlos? - pregunto Sophia.
-Sí, lo más prudente seria que no nos vieran y si intentan atacar Varick los rodeamos y no tendrían escapatoria - nos explicaron.
-Entonces hagamos eso - dije. La verdad es que no sabía bien lo que había dicho, pero sonaba a que podía ayudar a Sebastián y eso es lo que vinimos a hacer, *Pensé*.

  La verdad es que yo me moría por bajarme del caballo, pero sabía que si me bajaba, teníamos que entrar a Varick rápido, y yo no podría, ya que me tardaba horas en subirme al caballo, porque primero le decía al caballito que por favor no me tirara, y con el vestido que tenia puesto me costaba más. Creo que Sophia, Belle y Emma estaban igual que yo, porque ninguna se bajo tampoco.
  El tiempo comenzaba a pasar y todo seguía en calma, pero escuchamos un grito y de la nada, comenzaron a verse antorchas ya que estaba oscuro. Mis tropas, se alistaron de inmediato y se voltearon a verme.
-A mí que me ven yo no tengo ni la más remota idea de lo que se hace acá, pero lo que si les digo es que en cuanto entren tiene que proteger al rey Sebastián, al rey Edgar, al príncipe Benjamín y Xander, ¿entendieron?- pregunté.



...Continuara...


Rocio y Belen =)

domingo, 10 de noviembre de 2013

Capitulo 15

Cuenta Carina*

Y como lo dije, en cuanto Sebastian entro a la habitación, lo primero que hizo fue eso.
-Me gustaría hablar con vos de algo- me dijo Sebastian cuando ya estábamos acostados, claro yo en la orilla como siempre.
-Dígame alteza- dije nerviosa.
-¿Qué opinas de Duncan Kingman? - me preguntó.
-Es una persona amable- dije.
-¿Nada más amable?
-Si alteza- dije esperando que ya no me preguntara más.
-¿Si él se hubiera casado con vos pensas que te hubiera tratado como yo?- me pregunto y yo ni siquiera pensé la respuesta.
-No- dije rápidamente sin necesidad de pensarlo.
-Para vos ¿Él es atractivo?- me pregunto, pero su voz ya no era de molestia como hace un momento, sino que era de preocupación.
-Sí- contesté otra vez sin pensarlo con completa sinceridad.
-Buenas noches Carina- dijo él con su voz entristecida y se acostó completamente. 

 Yo me quede pensando en lo que acabábamos de hablar, me sentí mal, porque Sebastián de verdad  había cambiado mucho. Él se estaba preocupando por mí, de hecho ya me había llevado al pueblo varias veces, siempre que yo quería salir el me dejaba, hasta me había llevado a un día de campo solo él y yo. Fui honesta con mis respuestas, pero creo que lo lastimé.
  No sé que hora era pero comenzaron a tocar la puerta de nuestra habitación, Sebastián se levanto rápidamente a ver quien tocaba yo me quede acostada, pero alcance a escuchar que era un guardia.
-Alteza ha llegado un mensajero de Varick y dice que las tropas de Félix quieren atacar el reino- escuché que le decía el guardia a Sebastián.
-Avisen a mi padre, a mi hermano y al príncipe Xander, que me esperen en el despacho- dijo Sebastián y volvió a entrar a la habitación.
-¿Todo bien alteza?- pregunté.
-Quieren atacar Varick- me dijo Sebastián que se estaba vistiendo.
  Yo me levante de la cama de inmediato y me puse mi bata.
-¿Qué haces?- me preguntó.
-Voy con la reina Sophia que me imagino que se pondrá nerviosa- le contesté.

  El solo me miro y me dedico una sonrisa que le llego a sus hermosos ojos color miel que respondí con mucho gusto. Él salió de la habitación, y yo salí un rato más tarde. Cuando llegue a la habitación de la reina, tal y como lo pensé ella está muy nerviosa, la princesa Emma y Belle llegaron un poco después.
-Tranquila reina Sophia todo estará bien- le dije tratando de calmarla.
-No Carina, Varick pasa por un mal momento- me dijo ella hecha un manojo de nervios.
-Pero yo se que Xander y Sebastián no van a dejar que ataquen Varick- dijo Emma.
-Claro que no- dijo Belle.
-¿Y si ellos deciden ir a la batalla?- preguntó Sophia histéricamente.
-No- grité nerviosa, yo sabía que Sebastián no había sido el marido que soñé, pero no podía imaginarme que el muriera, eso hacía que algo en mi interior ser rompiera, como si me clavaran algo en pecho.
-Edgar no dejará a su pueblo- dijo la reina.
-Benjamín y Sebastián no van a dejar a mi padre solo- dijo Emma.
-Y Xander tampoco los dejaría solos- dijo Belle.
-Pero que vayan las tropas no ellos- dije nerviosa de solo pensarlo.

  En ese momento entro Edgar a la habitación, sabíamos que era momento para que nosotras nos retiráramos y aunque no fuera el momento yo quería salir a ver donde estaba Sebastián y que me dijera que era lo que iba a hacer.
  Cuando llegue a mi habitación el ya se encontraba ahí, vi que estaba guardando algunas cosas y eso me puso muy nerviosa.

-¿Qué haces?- le pregunte sin acercarme mucho.
-Me voy a Varick con mi padre- dijo.
-¿Por que?- pregunte. Digo, era más que obvio pero ¿Por que no mandaban a las tropas en vez de sacrificarse ellos?


...Continuara...


Rocio y Belén

Capitulo 14

*Cuenta Carina*

  No sabia como preguntarle por el príncipe Xander, no quería que pensara cosas que no eran.
-¿Carina que es lo que te pasa? - me preguntó, al parecer si me conocía mejor de lo que yo pensaba.
-¿Por que me pregunta eso?- pregunte nerviosa.
-Porque te conozco, se que algo te pasa ¿Decime que te pasa? - me volvió a preguntar acercándose a mí. Él ya no tenía puesta su camisa y, digo, no conocía a ningún otro hombre en estas circunstancias pero lo que veía de Sebastián me encantaba.
-Es que yo…- no podía hablar cuando él estaba así de cerca de mí.
-Vos que Carina - me dijo al oído, su aliento me hizo estremecer, nunca me había sentido así, mí cuerpo estaba temblando pero esta vez no era de miedo, de eso estaba segura, en mi vientre sentí como si tuviera miles de mariposas y más abajo sentía como un cosquilleo.

-Yo…yo...- era lo único que podía decir, ya que él estaba mordiendo mi oreja y juro que hasta mi nombre se me olvido.
Yo puse mis manos en su pecho y déjenme decirles que ¡Ay Dios! sí que estaba duro.
-¿Vos que Carina decime?- me volvió a preguntar.
-Emma y él - fue lo único que dije y ni yo me entendí.
   Él se separo de mí sin entender, cosa que agradecí porque que en sí, ya me ponía nerviosa sin tocarme, imagínese cuando lo hacía.
-No te entiendo - dijo con una sonrisa en los labios.
-Bueno yo quería saber si son verdad los rumores- dije casi en un susurro.
-¿Que rumores Carina?- me pregunto serio tratando de entender.
-De que el príncipe Xander está enamorado de una mujer llamada María- le dije.
-¿Emma te mando a que me preguntaras?- me pregunto algo sorprendido.
-No, le aseguro que no, yo me ofrecí solita- aclare de inmediato.
-La verdad no lo sé Carina, pero me imagino que si, el príncipe Xander sale todas las noches-
-Ahh- fue lo único que dije.
-¿Es todo lo que querías preguntarme?- dijo acercándose a mi peligrosamente otra vez.
-Sí, lamento haberlo molestado alteza que pase buenas noches- dije y me metí a la cama de inmediato, yo no quise ni mirarlo siquiera, una vez más mis miedos me sofocaron.

  Al día siguiente el Sr. Kingman nos dijo que se iba ya que tenía otras obligaciones que cumplir. Sebastián casi hace una fiesta cuando le dio la noticia, yo por mi parte me sentía triste el Sr. Kingman era un hombre muy divertido, pero sabía que era lo mejor que él se vaya porque Sebastián se ponía de muy mal humor cuando lo veía cerca mío.

-Hasta que se fue- dijo Sebastián cuando todos estábamos en el comedor.
-Era un hombre muy agradable- dijo Emma.
-¿Vos también?- le pregunto Sebastián enojado.
-¿Yo también que?- pregunto Emma con inocencia.
-Ese Kingman es un idiota - dijo el príncipe Xander.
-Para mí es un hombre muy agradable y simpático- dije sin pensar, me di cuenta que todos los que estaban en la mesa me estaban mirando con los ojos muy abiertos. Belle y Emma me sonreían mientras que Sebastián estaba serio.
-Verdad que si- dijo Emma apoyándome.
-Es un idiota- dijo Sebastián muy enojado pero en voz baja.
-No tenía ningún tipo de chiste ni gracia- dijo Xander.
-Pero si no era bufón, era un hombre y muy atractivo- dijo Emma y vi como el príncipe Xander se atragantaba con el pan.
-Emma una dama no dice ese tipo de cosas- le dijo  su madre.
-Lo siento- dijo ella, pero se veía que no era sincera.
-¿Vos pensas lo mismo Carina?- me preguntó Sebastián.
Yo ya no quise responder nada a eso, sabía que me metería en problemas así que mejor llene mi boca de comida.
Después de la comida yo me fui al salón de costura y no salí de ahí, aunque sabía que en la noche Sebastián me volvería a preguntar sobre Kingman.


 ...Continuara...


Rocio y Belén